Cuando las primeras rabietas de los niños aparecen, no debemos preocuparnos, pues forman parte del desarrollo del niño-a entre 1 y 3 años.
Estos comportamientos tienden a desaparecer a los 4 años.
Debemos saber cómo actuar ante estos comportamientos y cómo reconducirlos para que no se conviertan en un hábito o medio que el niño-a utilice para conseguir lo que quiera o salirse con la suya.
Cuando las rabietas aparecen en los bebés puede ser síntoma de hambre, sueño, necesita un cambio de pañal, estar enfermo, la dentición.
Los comportamientos característicos que acompañan a las rabietas suelen ser:
llantos, gritos, patadas, tirarse al suelo, quitarse la ropa, etc.
Hay que evitar que el niño logre su propósito, o sea, la obtención del capricho.
En otras ocasiones los niños recurren a las rabietas para llamar la atención de las personas adultas que le rodean de la que demandan cariño.
Esto suele suceder ante el nacimiento de un nuevo hermanito-a en el que ellos notan que han perdido parte del protagonismo que antes tenían.
En ese momento debemos prestarle más atención a él que es el que, se está dando cuenta de todo y animarle, hacerle partícipe del cuidado del nuevo hermanito-a para que se sienta seguro y alagado por ser el hermanito-a mayor.
Cuando la rabieta es por mero capricho, hay que corregirlo a tiempo.
Debemos actuar enseñándole cómo se deben pedir las cosas, sin llorar, sin gritar, se piden por favor, hay que dar las gracias.
Debemos también enseñarle a verbalizar sus sentimientos y que su frustración y sus enfados los exprese adecuadamente.
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Escrito por Tere en Bebés y Niños